"Era un 8 de Julio de 1945 y un perro quiltro solitario se paseaba por las calles de Valparaíso lamentándose de su suerte.
- Nosotros los quiltros - decía - tenemos que arreglárnoslas con poco. Y esos perros finos y bien peinados de la aristocracia siempre se llevan más comida, nunca pasan frío, ellos siempre son más felices, a pesar de ser unos completos tarados. ¿Por qué pasa esto, digo yo?
Se largó a llover a cántaros sobre el puerto. El desdichado can caminó desganado hasta llegar a un callejón cerrado y se echó bajo los techos. - ¡Sólo esto me venía faltando! - se quejó. - ¡Agua que cae! ¿Por qué pasa esto, digo yo?
Unos ojos luminosos se abrieron en el fondo del callejón. El perro, al verlos, se enderezó alarmado.
- Identifíquese - dijo una voz melosa. El perro no contestó, pero se mantuvo alerta. Hubo un sonido sibilante de latas deslizándose unas en otras y un gato callejero rayado y flacuchento salió de entre las sombras. El quiltro lo miró un momento, asimilando, y se echó a reír.
- ¡Un gatito! - decía, convulsionado por la risa. - ¡Yo que me asusté por un gatito!
- ¿Es usted otro de esos canes retrógradas que se mofan de las especies diferentes a ellos? Creí que el conflicto entre nuestras estirpes era cosa pasada - contestó el gato, con seriedad. El perro al instante dedujo que no era sabio reír ante esas situaciones y aguantándose repuso:
- No, discúlpeme... me dejé llevar... es que... viera mi padre cómo me sobresalté y me daría un buen tarascón en el cuello.
El gato no dijo nada y se sentó. Empezó a acicalarse con cuidado mientras el perro lo observaba. Hubo un largo espacio de silencio.
- Oiga usted... - dijo el perro, intentando emular el lenguaje formal del gato. - ¿Qué opina de esta agua que cae?
Su interlocutor le dio una mirada, sin inmutarse. - ¿La lluvia? Sí, es ligeramente molesta. Hace que tenga que limpiar mi pelaje constantemente.
- ¿Y qué opina de los perros y gatos con dueño que tienen una casa y mucha comida?
Al oír esto, el felino se detuvo y lo miró con una extraña expresión de compasión.
- ¿Les tiene usted envidia a esos individuos?
- Claro - contestó el quiltro. - Ellos no tienen que arreglárselas así como nosotros. Tienen lo que quieren, sin ningún esfuerzo.
El otro animal movió una oreja y entrecerró los ojos en un sospechoso ademán de interés.
- Sígame - dijo, y corrió fuera del callejón. El perro vaciló un segundo, pero lo siguió.
Después de unos largos 15 minutos trotando y subiendo calles inclinadas penosamente, el quiltro y el gato rayado llegaron a una casa. Había un perro negro encadenado a la reja. La casa era de color café oscuro y no se veía muy elegante.
- Buenas tardes - dijo el gato al perro negro.
- Hola - contestó el aludido, con desgano.
- ¿Cómo se encuentra el día de hoy?
- Aburrido.
- ¿Por qué?
- Porque no me puedo mover.
- Desagradable clima, ¿no es así?
- Muy feo.
- Hace bastante frío.
- Mucho.
Todo esto lo decía el perro sin siquiera inmutarse.
- ¿Está su dueño en casa?
- No.
- ¿Dónde se encuentra?
- Salió a un funeral y me dejó cuidando la casa. Si alguien llega a entrar me quedo sin comida.
- Es una pena. Hasta pronto.
- Chao.
El gato se fue seguido por el quiltro. Se detuvieron al poco rato frente a una casa mucho más grande y con un bonito balcón. El gato se coló trepando por un árbol - obviamente el quiltro no podía subir, pero tenía buen oído y lograba escuchar lo que ocurría arriba - y desde una rama larga extendió la pata y tanteó en el vidrio del ventanal del balcón. Un gato blanco se asomó.
- Buenas tardes.
- Buenas tardes - el otro gato le contestó. El quiltro pudo oír que su voz era femenina e intuyó que era hembra.
- ¿Cómo se encuentra el día de hoy?
- Asqueada.
- ¿Por qué?
- Por los nietos de mi dueña. No me dejan en paz. Cada vez que vienen, me tiran el pelo y mi dueña no hace nada.
- Suena muy molesto. ¿Y usted qué hace por evitarlo?
- He intentado defenderme, pero cuando lo hago, mi dueña me pega un escobazo y me grita.
- Suena horrible. Hasta pronto.
- Adiós.
El Quiltro y el gato iban caminando juntos otra vez.
- ¿Falta algún otro lugar donde ir? - preguntó el quiltro.
- Sí.
Llegaron a una casa vieja y abandonada, pero se veía que en su tiempo había sido enorme y elegante. El gato entró seguido del perro, quien iba algo asustado. Llegaron a una pequeña habitación derruida al final de la casa, donde había una pequeña cama para gatos, quemada y carbonizada.
- Esta solía ser mi cama - dijo el gato.
- ¿Vivía aquí?
- Sí. Pertenecía a una familia adinerada. Ellos creían que dándome cosas caras y un montón de comida se podrían ganar mi confianza. Pero no eran buenas personas. No trataban bien a los animales de allá afuera. Y decidí escapar. Así fue como aprendí que no hay tesoro que valga más que la libertad y ahora estoy feliz de ser un gato vagabundo. De no estar a merced de nadie.
El perro se quedó mirando la cama del gato. Salieron en silencio de la casa. La lluvia seguía. El quiltro le agradeció al gato y se fue caminando. Al rato, se echó al lado de la pared de una panadería, aprovechando el calor que venía de adentro.
- Pobres de los colegas de la aristocracia. ¿Por qué pasa esto, digo yo?
Cerró lentamente los ojos y se durmió."
Se aceptan C&C, puteadas y demás cosas...
Se aceptan C&C, puteadas y demás cosas...
Random Quote:
"Hay veces en que escribo letras y empiezo a armar melodías en mi cabeza, y pienso 'Wow... esto es mejor que Led Zeppelin'. Luego llego a casa, me pongo a escuchar un disco y digo 'Carajos, era Led Zeppelin'"
~ Axl Rose
Saludos a The Mistress, a Jailbot y a Bob Dylan.
~Miki